El
Partido Comunista de China (PCCh) desveló las esperadas reformas económicas y
sociales que sus líderes acordaron en su plenario
Dichas
reformas van, desde la abolición de los campos de reeducación a la relajación
de la política del hijo único o una mayor liberalización de la banca.
Tres
días después de terminado el plenario del PCCh, día en el que emitió un vago
comunicado que despistó a los observadores, la agencia Xinhua desveló este
viernes finalmente las ambiciosas reformas, que también prometen una reducción
de la aplicación de la pena de muerte o relajación en los límites a la
emigración rural a la ciudad.
En
el caso de la abolición de los campos de trabajo (conocidos en China como
“laogai”) y la reducción de la pena de muerte, el documento del PCCh asegura
que son pasos adelante para “mejorar la protección de los derechos humanos” y
también los sistemas de corrección, castigo y reinserción de delincuentes.
Además,
el país “trabajará para prohibir la obtención de confesiones mediante la
tortura y el abuso físico” y se pedirá a los tribunales que sean estrictos y no
acepten evidencias obtenidas ilegalmente.
En
un país donde muchos abogados suelen ser perseguidos por su defensa de los
derechos humanos, el PCCh señala que los letrados “jugarán un importante papel
en la protección de los derechos legales y los intereses de los ciudadanos” y
sus derechos a la práctica legal “serán protegidos”.
La
comunidad internacional y organizaciones de derechos humanos han criticado
durante décadas al Gobierno chino por la imposición de trabajos forzados (en
muchas ocasiones sin sentencia judicial), el extendido uso de la pena de muerte
(también en delitos no violentos) o los abusos en la política del hijo único
(abortos y esterilizaciones forzosas).
China
es el país del mundo donde más ejecuciones se dictan (unas 3.000 anuales según
Amnistía Internacional, aunque el Gobierno chino no ofrece datos oficiales al
respecto por considerarlas secreto de Estado).
En
lo que respecta a la ley del hijo único, iniciada a finales de los 70 y
principios de los 80 para frenar la superpoblación de China, el Partido
Comunista promete que el país relajará esa política “autorizando a tener dos
hijos” si uno de los cónyuges no tiene hermanos, lo que podría afectar a
millones de parejas.
En
todo caso el país mantendrá “la política básica de planificación familiar”,
señala el comunicado, que también habla de ajustes graduales en esa la polémica
ley del “hijo único”. Otro
aspecto muy criticado al régimen comunista de China, la censura (especialmente
en internet), no parece sin embargo que experimentará grandes cambios, ya que
el comunicado anuncia “un fortalecimiento de la política de control de la
opinión pública y las campañas contra los crímenes en la red”.
No
menos importantes son las reformas económicas que augura en su documento
definitivo el PCCh, donde se promete ampliar la entrada de capital privado en
su sector bancario y construir un sistema de seguridad social “más imparcial y
sostenible” que aumente “gradualmente” la edad de jubilación.
El
Partido asegura que permitirá la creación de bancos “pequeños y medianos” de
“capital privado cualificado”, si bien no especifica si esto incluye también
capital extranjero, de momento sólo representado en China por grandes entidades
financieras y bajo un alto coste de apertura de las sucursales.
Por
otro lado, con el fin de impulsar la urbanización del país, el documento
subraya que China “acelerará la reforma del sistema del hukou”, que desde la
época maoísta restringe el movimiento de la población rural a las grandes
ciudades chinas.
El
“hukou”, una especie de carné de ciudadano urbano que sólo se da a los nacidos
en grandes poblaciones (y que impide a los campesinos que emigran el acceso a
servicios de educación o sanitarios) fue introducido por Mao Zedong en 1958
para evitar un masivo éxodo rural y aún se mantiene en vigor, pese a las muchas
llamadas a que sea abolido.
Para
“ayudar a los campesinos a convertirse en ciudadanos urbanos”, se pondrán en
marcha “requisitos razonables” para los residentes rurales que quieran obtener
el “hukou” en las ciudades, aunque se controlará “estrictamente”, añade, el
tamaño de la población en las grandes metrópolis.
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